Durante el día de hoy, mientras el Instituto Soberanista de Puerto Rico se formaba como el partido “Movimiento Unido Soberanista” (MUS), yo hacía reflexión de un artículo escrito por el ayatola soberanista Ángel Collado Schwarz. Mientras antiguas figuras del independentismo (hoy liderato de la esquina de confort) se sumaban al nuevo “movimiento social”, yo me iba restando del discurso demagógico de ese nuevo “frente”. A la vez que los señores Carlos Gallisá y Silverio Pérez hacían ruido de fanfarria, Héctor Pesquera veneraba la creación de un nuevo “partido/movimiento”, yo me cuestionaba que la viabilidad de la soberanía que ellos proponen será la respuesta al colonialismo. Vale destacar que su lema es “soberanía ante el colonialismo”. El escrito de Collado Schwarz, “Romper Paradigmas Electorales”, establecía que “uno de los fenómenos del siglo XXI es el rompimiento de paradigmas electorales”. Se preguntaba entre muchas cosas sobre si alguien se hubiera imaginado que Barack Obama iba a ser presidente de los Estados Unidos o que dos candidatos del “Tea Party Movement” desplazarían a candidatos de su propio Partido Republicano en primarias. También se hace otra serie de preguntas sobre el triunfo electoral de movimientos sociales en América Latina. Yo le tengo todas las respuestas a Collado Schwarz. Lejos de la ruptura del paradigma electoral, al menos dentro del contexto histórico estadounidense, esto ha sido el afincamiento del capitalismo y las estructuras de poder. En los Estados Unidos ganó Barack Obama por ser la única alternativa frente al fracaso administrativo del Partido Republicano, más allá de una reivindicación social a la comunidad afroamericana. El espectro de Barack Obama demostró que los Estados Unidos todavía no han trascendido el machismo político. La post-estructuralista Judith Butler establecería que la figura de Obama no representa el romper con el paradigma electoral sino que su figura fue el hilo conector de la burguesía y el proletariado para despachar la maltrecha administración de Bush y darle una nueva imagen, muy refrescante por cierto, a la nación más poderosa del globo terráqueo. Por otro lado, el triunfo del Tea Party representa lo mismo, un hilo conector de todos los opositores a la actual administración demócrata. En cuanto a los movimientos que han triunfado frente a la oligarquía en América Latina han sido muy tímidos a la hora de crear nuevas estructuras para el empoderamiento por parte de los sectores sociales y originarios. Aún sin ser una ruptura del actual paradigma, estos han hecho grandes transformaciones sociales. Hay que ver que los mismos sigan encaminados a crear un nuevo país. Tenemos que esperar que esos partidos que están llegando al poder sigan siendo cargado por los movimientos sociales y que distribuyan el poder a todas las bases para poder asegurar que han roto el actual paradigma electoral. Para construir un nuevo paradigma hay que destruir el ya existente. Para destruir el paradigma ya establecido hace falta ser un movimiento de pueblo y consultar las bases. Un movimiento para construir un nuevo país debe crear rupturas para que este mismo sea el que las reconstruya. Los movimientos sociales, los que desean construir un país trascienden el discurso y salen de la zona de confort para ser parte del pueblo. Un movimiento de país no es sólo MUS[a], personaje mítico que inspira la música y los más profundos sentimientos de nacionalismo cultural, es un aglutinador que anda al mismo paso del pueblo. Enlace del artículo en Indymedia: http://pr.indymedia.org/news/2010/11/45687.php
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Luis Javier
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