I.
La cultura y sociedad del Caribe contemporáneo tiene la muerte como su espina dorsal. Al menos eso plantean antrópologxs caribeñistas como Maarit Forde y Yanique Hume al decir que la historia del Caribe ha sido escrita sobre un sistema político y económico de basado en la violencia extrema impuesta por potencias externas. Las mismas han llevado a la invisibilidad y exterminio a poblaciones originarias junto al descarte de cuerpos desde aquellas empresas del colonialismo europeo, la imposición de sistemas de plantación y más en el presente con economías volátiles con estados no necesariamente solidificados y dependiente de las antiguas metrópolis. Hablar de muertes en el Caribe no debe ser un asunto ajeno. Con la resiente cobertura mediática sobre masacres y asesinatos en Puerto Rico, la opinión pública ha acuñado el concepto de Puerto Rico como un narco-estado. Este tema no es nuevo en la discusión. Cuando Luis Fortuño y el Partido Nuevo Progresista (PNP) gobernaron, en el cuatrienio del 2009 al 2012, la prensa nacional e internacional acuñó este concepto para describir la situación en el archipiélago borincano. Para esa fecha, la tasa de asesinato alcanzó cifras históricas y alarmante. En el 2011 hubo 1,117 muertes violentas y 961 en el 2012. Estos números son casi el doble de los asesinatos reportados en el 2018 según compila el Instituto de Estadísticas (BBC Mundo, 16 de enero de 2019). Esto se daba a la misma vez que el PNP implementaba una serie de reformas neoliberales como las Alianzas Publico Privadas y el despido de una cantidad sustancial de empleomanía en el sector público. II. Si bien es cierto que el narcotráfico ha tomado notoriedad en la cotidianidad de Puerto Rico y el Caribe, el argumento de que el archipiélago borincano está sumergido en la lógica de un narco-estado le quita la responsabilidad al estado y al sistema capitalista neoliberal. Puerto Rico es un país (colonia o territorio) con su estructura estatal colapsada. La institucionalidad cada vez representa menos a la ciudadanía que habita el archipiélago y representa mucho menos a esos flujos migratorios transnacionales que llamamos diáspora. En clave de Samir Amin (2005), un economista y pensador neomarxista de origen egipcio, muchos países de la periferia se encuentran de frente a la erosión de otras expresiones anteriores de legitimidad de poderes como la identidad nacional, la pertenencia de clase o los llamados logros del “desarrollo”. En el caso de Puerto Rico, las principales estructuras de representación “oficial”, la partidocracia y el gobierno, al igual que el conglomerado industrial y comercial que alguna vez fuera el orgullo del Estado Libre Asociado (ELA) se encuentran en ruina. Estas instituciones dejaron de ser el motor para de alcanzar el “éxito” prometido por la modernidad y la legitimización de la ciudadanía en base al consumo. La mayor evidencia del colapso del sistema político y económico son: la reducción en la participación electoral a cerca del 50% en un país donde sus votaciones eran de participaciones pluralistas; las espontaneas y masivas protestas contra Ricardo Rosselló que terminaron en la renuncia de este gobernante; y la imposición de un organismo federal para regular la administración pública local en defensa del mercado de especulación. Ante el colapso del modelo económico y de representaciones del ELA, las economías informales han sido un salvavidas para la ciudadanía que vive al margen. Esto no es muy ajeno al desarrollo histórico de Puerto Rico en la medida en que cuando Puerto Rico era colonia española, el contrabando era el mecanismo de subsistencia ante el abandono del soberano de ultramar. Las economías informales que se han aferrado en la isla no representan un rompimiento del sistema capitalista, sino más bien es una forma orgánica del mismo sistema capitalista de socorrerse y perpetuar su existencia. III. El capitalismo en su naturaleza es violento y su forma de operar puede ser sutil o agresiva. Un ejemplo de violencia sutil dentro capitalismo es los ejercicios que hacen los seguros médicos donde toman la decisión final de qué medicamento o tratamiento tiene derecho el o la paciente. La forma más agresiva del capitalismo es el uso de las armas para imponer su hegemonía. El capitalismo en Puerto Rico no representa a las grandes o plurales voluntades colectivas, pero aún así es el sistema en el que se vive y las personas desean legitimar su existencia dentro del consumo de objetos de valor, ya sea por el camino formal o informal. Nuestra socialización es en base al consumo. Un ejemplo de ello es el auge en Puerto Rico de tiendas de “off-price”(estilo Marshalls y TJMaxx) donde la ciudadanía tiene acceso a los excedentes capitalistas que nuestra sociedad ha determinado como objetos de valor y legitimación. La gente privilegia y se siente más legitimada usando producto de marcas globales de lujo que vistiendo de o teniendo tecnología de marcas menos globales. Esta disyuntiva empuja a lo que la teorico mexicana y profesora del Colegio de la Frontera Norte Sayak Valencia denomina como el Estado/Nación versus Mercado/Nación. El narcotráfico es una de las actividades de la economía informal que en Puerto Rico han tomado notoriedad en los medios de comunicación. Aun cuando siempre se ha habido discusión sobre las drogas y su trasiego, para el contexto puertorriqueño podríamos decir que toman mayor notoriedad en la campaña electoral de 1992, cuando Pedro Rosselló declaró en su campaña como candidato a gobernador del PNP que la "Guerra contra las drogas" de Rafael Hernández Colón y el Partido Popular Democrático (PPD) había fracasado y ofreció la “Mano dura contra el crimen”. Puerto Rico no es un país productor, sino es un simple puente entre los circuitos productores y los circuitos consumidores en los Estados Unidos. A pesar de ello esa actividad ilícita, de carácter menudera, representa una inyección monetaria sustancial en espacios que el Estado y la economía informal no llegan. Esta economía informal ha penetrado el quehacer cultural y social de Puerto Rico. El consumo de narco-novelas extranjeras y varias canciones de reggaetón local son algunos síntomas de esa permeación de una economía informal al mainstream. IV. El narcotráfico según plantea Oswardo Zavala (2018), profesor en Staten Island College-CUNY, es una actividad económica del capitalismo global de orden clandestina que solo conocemos por narrativa oficial del Estado y de los medios de comunicación. Todo lo que sabemos e imaginamos del narco es en función a las narrativas estatales y las creadas por los medios de comunicaciones. Ante unas deficiencias y unas carencias en nuestro imaginario y formas de articulación, nace la utilización de narco-estado y el desarrollo de unas narrativas que construyen un enemigo evidentemente violento pero sin rostro. Hablar en Puerto Rico de un narco-estado, supone replicar el discurso clasista y violento contra la pobreza. El imaginario construido por los operativos estatales y federales en comunidades marginadas en espacios urbanos, junto a su cobertura mediática como objeto de consumo, apuntan a una teatralización de la violencia. En Puerto Rico, por su condición colonial, opera códigos y lenguajes que refieren a una “guerra contra las drogas” que Estados Unidos ha impulsado desde que se percibía el colapso del bloque soviético. Como apunta Valencia, los conflictos bélicos posteriores a la II Guerra Mundial ya no tienen a las naciones como el objetivo a atacar, sino a la sociedad civil como un “target no declarado”. Narco-estado es un código del neologismo del “mass media”. El mismo opera con múltiples lagunas y hasta con desconociendo de cómo funcionan la dinámica desde el interior del narcotráfico. El concepto de narco-estado ha sido acuñado y utilizado desde instancias supranacionales, como la Organización de Naciones Unidas. Desde los Estados Unidos el término es acuñado estigmatizar gobiernos considerados enemigos post caída de la Unión Soviética, siendo uno de ellos Venezuela. Desde Venezuela, es usado para describir el sistema político adversarios, como Colombia, usando de argumento que el 70% de la producción global de la cocaína sale del último país mencionado (Telesur, 27 de junio de 2019). El mayor punto de coincidencia es que la administración esta en manos de organizaciones ilícitas. Aun así, el mismo opera desde unas carencias de contenido y conocimiento. Ante una deficiencia del vocabulario frente a la violencia capitalista, se asumen estos juegos de palabras. En Puerto Rico se usa narco-estado para nombrar una percepción de sobre el incremento de la violencia no controlada por Estado y otros sectores del capitalismo “legal”. En este plano, la estadística o el número tangible no juega un rol significativo, sino la óptica mediática. La excesiva proyección mediática perpetúa estereotipos que alimentan imaginarios amorfos sobre nuestras crisis. La violencia extrema y la crisis del Estado fallido son hoy objetos de consumo rentables para las industrias de comunicación. Aun cuando estadísticamente hablando hay menos asesinatos en que en el año 2011, las coberturas en los medios locales nos hacen sentir que vivimos en una necrópolis. Un ejercicio interesante, sería exponer las muertes productos de capitalismo agresivo, frente a las muertes a consecuencia del capitalismo pasivo. Un ejemplo muy particular puede ser cuánta gente muere por falta de acceso a servicios médicos y por la intervención gerencial de aseguradoras sobre dictámenes médicos. V. La violencia teatralizada, según nos apuntan intelectuales como la antropóloga colombiana Elsa Blair y Sayak Valencia, van en la dirección de enviar un mensaje y de control de poblaciones. En el caso de Valencia, ella nos presenta la violencia asociada al narcotráfico como un síntoma de la crisis del neoliberalismo. La profesora de Tijuana nos destaca que el neoliberalismo carece de la capacidad de autoidentificación colectiva a presente y fututo de los pueblos, y además el actual sistema del Estado se encuentra desgarrado. El poder reside en las agencias licitas e ilícitas del mercado. Los derechos humanos y las garantías de dignidad ya no son prioridad para gobiernos como el de Puerto Rico. Su “performance” posterior a los huracanes Irma y María deja esto de manifiesto. Este escenario dejó demostrado una transición de la biopolítica, o sea de un estado benefactor en función de proteger la humanidad como la materia prima del capitalismo, a una sociedad necropolítica donde la muerte tiene más valor que la viva. La precarización del trabajo, con un acento fuerte en el desvanecimiento de la Sección 936 y el florecimiento de acuerdos de Libre Comercio a los cuales Puerto Rico no tiene acceso por su situación colonial es un asunto que deja de manifiesto la crisis económica. Estos son algunos de los síntomas que podrían traerse a la discusión para entender a Puerto Rico, en clave de Sayak Valencia, como una instancia de Capitalismo Gore. O sea, un espacio donde la violencia es un “commodity” más en función a los medios de comunicación dentro de la economía formal y el narcotráfico en la informalidad frente a un Estado que claudicó a su función de preservar la ciudadanía. En cita de Sayak, “la muerte se ha convertido en un negocio rentable”. Referencias "¿A qué se llama un narcoestado?". (2019, 27 de junio) Telesur. recuperado de https://www.telesurtv.net/news/narcoestado-colombia-dia-internacional-lucha-contra-drogas-20190627-0006.html Amir, Samir. (2005). Más allá del capitalismo senil: Por un siglo XXI no norteamericano. Buenos Aires: Ediciones Paidós. Blair, Elsa. (2005). Muertes Violentas: La teatralización del exceso. Medellín: Editorial Universidad de Antioquia. Blair, Elsa. (2007). La teatralización del exceso: Un análisis de las muertes violentas en Colombia. En Juan Antonio Flores Martos y Luisa Abad González (Coords.), Etnografías de la muerte y las culturas en América Latina (pp. 209-234). Cuenca: Ediciones de la Universidad Castilla-La Mancha. Gil, Tamara. (2019, 16 de enero). La ola de violencia que asola Puerto Rico, uno de los territorios con más asesinatos de Estados Unidos y a la par de países como México. BBC Mundo. Recuperado de https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-46869581 Valencia Triana, Sayak. (2011). Capitalismo gore: narcomáquina y performance de género. E-misférica, 8(2). Recuperado de http://hemisphericinstitute.org/hemi/es/e-misferica-82/triana Valencia, Sayak. (2012). Capitalismo Gore y necropolítica en México contemporáneo. Relaciones internacionales, 19, 83-102. Valencia Triana, Sayak. (2016). Capitalismo gore: Control económico, violencia y narcopoder. México: Ediciones Culturales Paídós Zavala, O. (2018). Los cárteles no existen: Narcotráfico y cultura en México. Malpaso Ediciones SL.
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Luis Javier
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