Foto: Centro de Medios Independientes de Puerto Rico La pérdida del poder de convocatoria por parte del Estado y la falta de representatividad de todos los sectores del país al momento de la toma de decisiones por éste ha precipitado la creación de nuevos frentes sociales. Ante el paradigma actual de gobernabilidad se han quedado sectores al margen de lo que son las protecciones de las leyes y el derecho de ser ciudadano(a) de su país. Vale destacar que el derecho de ciudadanía no está atado a la nacionalidad, sino al imperativo de ser escuchado y tomar parte en las problemáticas sociales que nos rodean. Esto ha empujado a la maduración de la sociedad civil, exigiendo el derecho a ser escuchadas(os) y ser parte de las decisiones que forman los bienes públicos. En el caso latinoamericano, la sociedad civil fue tomando auge a raíz de los procesos dictatoriales y totalitarios de la época. Se organizaron exigiendo participación fuera de la estructura partidaria y dentro de un marco de respeto a la autonomía de pensamientos. En el caso estadounidense, la sociedad civil inicia su organización como un movimiento social desde las desigualdades raciales, provocando el reconocimiento de sus derechos y la derogación de leyes que promovían la segregación entre negros y blancos. Estos movimientos, al estar fuera de las estructuras partidistas o alguna otra estructura de poder, se les conocieron como Nuevos Movimientos Sociales. Históricamente, Los Nuevos Movimientos Sociales se han distinguido por distanciarse de las prácticas sectarias de otros movimientos sociales de inicio del siglo XX. Estos han logrado trascender lo que Max Weber (2002) llamaba “conducta reactiva” o reaccionaria, que es la acción no pensada, automática y mecanicista para implementar una acción social atada fuertemente al pensamiento crítico y reflexivo. Esto sin duda alguna ha fomentado la consolidación de ideas mucho más democráticas. En el caso de Puerto Rico, hemos visto el surgimiento de los Nuevos Movimientos Sociales muy atados a las luchas comunitarias y ambientales. A modo de ejemplo, para la década de los ’80 los sectores comunitarios, ambientales y de diversas ideologías políticas se unieron contra la actividad de “minería abierta” en la zona central de la isla. La convergencia y acción ciudadana de estos sectores, luego de 15 años, logró el descarte de la minería por parte del gobierno de Puerto Rico, la preservación del llamado “Bosque del Pueblo” y la consolidación de la organización ambientalista y cultural “Casa Pueblo”. Esta actividad invasiva hubiera significado la extinción de pueblos como Utuado y Adjuntas, la deformación de decenas de comunidades y de un sin fin de recurso naturales y acuíferos. De la misma manera, la experiencia de la lucha contra las prácticas militares en Vieques logró la unificación de diversos sectores sociales, religiosos, políticos y culturales en un mismo frente y una misma causa. Al presente, organizaciones comunitarias, sociales, ambientales y políticas, al igual que Casa Pueblo se han unido reclamando participación frente a la imposición de una línea de tubería que trasportaría “gas natural” desde Peñuelas (en el sur de la isla) hasta la zona norte y metropolitana. Este proyecto destrozaría de manera irreparable la geografía nacional y trastocaría cientos de comunidades que históricamente han estado ancladas en la zona kársica del país y costera de la Isla. El actual reto de estos nuevos movimientos sociales ante el paradigma gubernamental es la consolidación de los sectores que están siendo marginados y no escuchados por el Estado, la protección de los recursos naturales y la creación de una nueva democracia arraigada en la participación de todos los sectores que componen nuestro país. Esta nueva convergencia debe venir atada de un proceso reflexivo y arraigado fuertemente en las necesidades materiales a niveles sociales, educativos, económicos, salubristas y entre otras, sobre todo aglutinador de todos los sectores. Referencias: Motta Rosama, D. (2010). La constitución temporal de la acción significativa: Reconstrucción de la crítica de Schutz a Weber en torno a la génesis del sentido de la acción. A Parte Rei, 71. Rescatado del internet el 18 de mayo de 2011 en http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/deborah71.pdf Ossandón, L. (2002). Los nuevos movimientos sociales en Chile: El caso del movimiento ambiental. Tesis de Maestría en Sociología; Universidad de Chile. Pochman, M. (2002). De la sociedad civil a las ONG. Foreign Affairs: Latinoamérica, 2(3) 140-150. Weber, M. (2002). Economía y Sociedad. México, DF; Fondo de Cultura Económica --- Artículo publicado en Boletín Puentes, es una publicación trimestral del Centro de Vinculación Comunitaria de la Universidad del Sagrado Corazón. Forma de citar la referencia: Cintrón Gutiérrez, L. (2011, Mayo-Julio). De la segregación a la convergencia: una mirada a los Nuevos Movimientos Sociales. Boletín Puentes, 20, P.1.
1 Comment
5/6/2011 02:55:43 pm
Los movimientos han solidarizado en su mal estar y han ampliado los puntos de encuentros y de reflexión desde la propia autonomía e identidad, por ello no resulta sorprendente que en un movimiento estudiantil, no solo hagan referencias a sus legítimas reivindicaciones, como lo es un sistema altamente inequitativo, con alto predominio del lucro y un menoscabo permanente a la educación pública, sino que además se escuchen por ejemplo consignas sobre la causa Mapuche, en contra de las represas, exijan más igualdad, más oportunidades, mejores condiciones laborales, más protección al medio ambiente, rechazo a las semillas transgénicas.
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Luis Javier
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