El presidente socialista de Chile, Salvador Allende, pronunció en uno de sus más emotivos discursos a la comunidad universitaria de Guadalajara (México) que “Los marxistas conjugamos una misma actitud y un mismo lenguaje frente a los problemas esenciales del pueblo”. Estas palabras en la praxis no están alejadas de la realidad. La comunicación es un elemento necesario para la proyección e intercambio de ideas en cualquier proceso, incluso en el proceso político. Tanto la comunicación como la proyección son elementos que nos facilitaran comunicarnos con las bases y las burocracias políticas. Para ello hay que tener un idioma y un código común. Esto es lo que nos ayudaría, si fuéramos políticos, a no “meter las patas”. Para poder comprender la importancia de la codificación y decodificación de los mensajes en el proceso político electoral hay que visualizar que esto es el equivalente a ir a Plaza las Américas, Mayagüez Mall o algún mercado. Hay una gama de candidatos, en este caso mercancías, y uno tiene que elegir entre no llevarse lo que hay o consumir lo que las condiciones históricas nos ha impuesto. El catedrático en Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, José Luis Piñuel, nos dice en una de sus lecturas que “una de las aspiraciones de cualquier ciudadano cuando se sitúa en el mercado como consumidor, es saber elegir, y adquirir criterios eficaces, no sólo para saber elegir, sino también para defenderse de los fraudes del mercado” (Piñuel: 1990). En ese mismo escrito Piñuel insiste en que no sabemos elegir los productos y tampoco sabemos la prioridad o necesidad de esas cosas para nuestras vidas. De esta norma en la vida de las personas es que se instaura el fraude y las “cogidas de bobo”. Se olvida por completo el valor que le da el mercado a las cosas para atribuirle el valor de los consumidores y las consumidoras. Para codificar esos valores es que viene la publicidad. En el caso del mercado político es la propaganda. Esto crea y atribuye una serie de valores, obviando las necesidades y los usos que tienen el producto (o las cualidades del político) para apelar al valor intrínseco que le damos individualmente a las cosas, a la pena y a otros sentimientos de empatía. En este proceso de selección electoral publicitaria excluye la racionalidad humana para sustituirlo por el impulso irracional. Es tan irracional que aun cuando nos dicen que van a gobernar para "los ricos" le damos el voto ya sea por aspecto físico o por miedos que pueden construir sobre otras ideas. Para difundir estos signos es necesaria la comunicación de medios masivos. En el caso de los políticos se vuelve su presencia en un acto de terrorismo mediático. Según Piñuel, el terrorismo se mantiene vivo con los medios masivos ya que estos le dan importancia dándole primeras planas. Como necesitan tener primeras planas hacen hasta lo indeseable para llegar ellas. Podemos encontrar algunos ejemplos en el plano electoral puertorriqueño. El más trascendental fue el novoprogresita Pedro Rosselló. El exgobernador tuvo un excelente mercadeo político de su figura. Se mercadeó su físico sobre las ideas proselitista. Esto provocó una votación fuera del marco de la racionalidad. Para poder continuar proyectando su imagen y mantenerse vivo en el ruedo político fue capaz de dar controversiales entrevistas, humillar a al congreso estadounidense con su “Don’t push it” y hasta salió caminando por las calles del San Juan Antiguo con un disfraz simulando la popular canción del panameño Rubén Blades, Pedro Navaja. La existencia de la publicidad como forma de promover las ideas en un proceso electoral pone entredicho el proceso democrático de estas. Cuando las personas no actúan dentro de un marco de la racionalidad y lo que impulsan las estructuras de poder son el pensar fuera de las prioridades y necesidades individuales y colectivas, se rompe los nexos de participación ciudadana para convertirse en la quincalla electoral/dictatorial. Referencias: Piñuel Raigada, J. L. (2006). La comunicación y la experiencia: saber comunicarse no significa saber de comunicación [Versión PDF]. Recuperado de http://www.ucm.es/info/mdcs/Ensayo1.pdf Piñuel Raigada, J. L. (1990). La imagen del consumidor en la publicidad [Versión PDF]. Recuperado de http://personales.jet.es/pinuel.raigada/Felafacs27.pdf Piñuel Raigada, J. L. (1988). Comunicación social y terrorismo [Versión PDF]. Recuperado de http://www.psicotecnia.com/Comunicacionyterrorismo.pdf.
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Luis Javier
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